viernes. 29.03.2024

Montaña Alavesa, previsiblemente en terrenos de Santa Cruz de Campezo, baraja albergar el insólito proyecto de un criadero de aves rapaces en el que el promotor sería un jeque árabe, que utilizaría el fruto de su inversión para satisfacer las necesidades creadas al respecto en los desiertos de Emiratos Árabes Unidos, donde la cetrería es un deporte para las clases pudientes, según publica noticiasdeálava.com.

El proyecto es una iniciativa que está gestionada por el actual alcalde de Campezo, Esteban García Campijo, y que cuenta con el apoyo del Gobierno Vasco. De hecho el viceconsejero responsable de Desarrollo Rural, Bittor Oroz, mantuvo un encuentro la semana pasada con los alcaldes de los ayuntamientos de la comarca, con quienes conversó sobre este proyecto tras visitar una empresa local de maderas. De hecho, la iniciativa de Dubai se considera una iniciativa de gran calado que puede ayudar al desarrollo de la comarca y de Izki y que además tiene el componente de sostenibilidad que precisa esta comarca alavesa.

La historia comienza cuando un alemán, residente en emiratos y director técnico de cetrería de un jeque, recogió el encargo de éste para tratar de localizar un enclave donde poder realizar la cría de estas aves rapaces. Se da la circunstancia de que el alemán está casado con una mujer árabe de aquellos lares que, a su vez, tiene una hermana emparejada con un vecino de Vitoria. Fue éste quien contactó con la Asociación de Desarrollo Rural y con el alcalde de Campezo.

Casualidades de la vida, Esteban García Campijo, que es un viajero incansable y piloto de rallys amateur, contestó que no sólo había mucho interés en acoger la instalación del criadero en la zona, sino que precisamente a los pocos días, en el plazo de una semana, iba a viajar a Dubai, por lo que no tendría inconveniente en llevar en mano un memorándum con propuestas concretas sobre esta zona alavesa.

En Dubai se entrevistó con el director técnico del jeque árabe, acompañado por un traductor. Las primeras reuniones salieron a pedir de boca. De hecho, al profesional germano no sólo le gustó la propuesta, sino que anunció que en un plazo breve de tiempo se podría acercar a Montaña Alavesa para ver lugares donde ubicar la instalación.

La preferencia por este lugar es la que encabeza los lugares donde se podría construir el campo de cetrería, pero no la única. Se han barajado ubicaciones en países del Este europeo, pero éstas provocan recelos por las inseguridades jurídicas que generan. También se han estudiado ubicaciones en los Pirineos, pero se han descartado porque las variaciones de las temperaturas son muy extremas. De esta forma, las miradas se centran en la comarca de Montaña Alavesa, donde las temperaturas son idóneas durante todo el año y las alturas de las montañas las adecuadas para aclimatar a estas aves. De hecho, la mano está a favor de la propuesta alavesa porque su singularidad y características medioambientales naturales son las perfectas para esta actividad. De hecho, el 65% del territorio está catalogado como Red Natura 2.000, hay una fuerte raíz de ruralidad y, a su vez, está a escasas distancias a puntos estratégicos y de ciudades con disponibilidades de todo tipo lo necesario.

De ponerse finalmente en marcha esta iniciativa en Montaña Alavesa, la inversión inicial sería de 600.000 euros sólo en instalaciones de cetrería. A esa cantidad habría que sumar costes de edificios representativos y suministros. Además se crearía una plantilla de entre 8 y 10 trabajadores. Y, para redondear el atractivo, una parte de la instalación estaría dedicada al desarrollo de programas de I+D+I relacionados con las aves rapaces, en los que podría colaborar la institución vasca Neiker, que gestiona proyectos de salud animal. De hecho, ya se ha empezado a especular con la posibilidad de que este lugar se pueda convertir en un espacio de referencia para la recuperación del águila Bonelli, que se encuentra en riesgo grave de extinción.

Las aves serían águilas y halcones con sus correspondientes elementos necesarios para su alimentación, voladeros, laboratorio, vestuarios y estancia de los trabajadores, así como oficina de control.

Las dimensiones que se han estimado necesarias para albergar todo el complejo serán un mínimo de tres hectáreas. Junto a estos elementos de infraestructuras también se han estudiado las comunicaciones y uno de los aspectos que ejercen mayor atracción es la proximidad del aeropuerto de Foronda, ya que desde allí se podrían enviar las aves con tres años de edad hacia Dubai, ya que el aeródromo dispone (disponía) de un sistema para el transporte de animales por vía aérea.

Un criadero para las rapaces de Emiratos en Álava
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