sábado. 27.04.2024

(Texto: María Molina / Córdoba) El Partido Socialista Obrero Andaluz ha gobernado Andalucía ininterrumpidamente desde las primeras elecciones democráticas. Más de tres décadas de poder absoluto de un partido que se ha convertido en bandera e himno, apropiándose de los símbolos, las instituciones, los recursos, incluso, de los votos que compra a base de conceder prebendas con el presupuesto público. Todo ello en su exclusivo beneficio electoral.

Al cabo de treinta y tres años de gobierno de la comunidad más extensa y poblada de las 17 que conforman España, -casi 9 millones de personas-, Susana Díaz, la candidata a ocupar la presidencia del nuevo ejecutivo, actual presidenta en funciones por sustitución del presidente elegido en 2012, José Antonio Griñán, ha anunciado planes para abrir una oficina anticorrupción tres semanas antes de las elecciones.

Se da la circunstancia, muy a cuento de esta propuesta electoral, de que el partido Socialista Obrero (PSOE) está envuelto en un caso masivo de fraude con fondos públicos que podría alcanzar la cifra de miles de millones presuntamente malversados. Los casos más sonados han sido los ERES falsos, los cursos de formación falsos, las ayudas a la creación de empresas, falsas, etc, etc, etc.

Se da la circunstancia de que en Andalucía se han hecho crónicos los niveles de paro más altos del ámbito europeo, junto a los niveles educativos y de productividad más bajos, incluso más allá de las fronteras continentales.

Se da la circunstancia de que los predecesores de la actual presidenta en funciones y candidata socialista a presidir la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Antonio Griñán, han sido convocados en abril por el Tribunal Supremo como sospechosos en el caso EREs.

Se da la circunstancia de que siete miembros más de sus consejos de gobierno en la última década también pasarán en breve por los más altos tribunales de Justicia.

La población andaluza se enfrenta al reto de votar a cualquier partido que suponga una mínima opción de cambio o volver a votar a quienes durante 30 años les han llevado al estado lamentable que describe la actual situación económica, política, social, cultural y moral de Andalucía. Sólos o en compañía de otros, como fue el caso de las dos legislaturas en que gobernaron en coalición con PA e IU-CA.

Veamos qué partidos representan una alternativa real al poder omnímodo y sempiterno del socialismo andaluz.

Pactos, pactos, pactos, única salida según las encuestas

Según reflejan las últimas encuestas publicadas por la prensa nacional el pasado domingo, un 35 por ciento de los andaluces seguiría votando al PSOE, pero este porcentaje no sería suficiente para gobernar en solitario. Por tanto, necesitaría el apoyo de alguna de las fuerzas políticas emergentes que están tomando posiciones de relevancia como catalizadores del voto de castigo que los ciudadanos quieren aplicar a los dos grandes partidos representativos del bipartidismo en crisis en España –PP y PSOE-. Según esos sondeos, el partido que está adquiriendo más papeletas en el sorteo de ser comparsa del socialismo gobernante es Ciudadanos.

El partido que lidera el catalán azote del independentismo, Albert Rivera, tiene como candidato en Andalucía a un gaditano fundador de un partido independiente que gobierna desde hace ocho años en el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda en coalición con el PSOE, Juan Marín. Por tanto, el pacto con Susana Díaz no sería ninguna sorpresa. Y, como nos tienen acostumbrados los políticos, será absolutamente justo, legal y positivo para los andaluces. Otra cosa será que permita consolidarse aún más al degradado socialismo en el poder, mientras condene a la desaparición futura, -antecedentes haylos- a un partido al que se le vislumbra un buen futuro en el panorama nacional.

La reedición del pacto PSOE-IU, roto a iniciativa y como estrategia electoral de Susana Díaz, en caso de ser posible aritméticamente, sería absolutamente letal para los ciudadanos críticos con la situación. Para volver a estar como estábamos hasta enero, no hacía falta gastar en torno a 15 millones de euros de un presupuesto público que escatima partidas millonarias a la sanidad, la educación y los servicios sociales públicos con la excusa de la crisis. Echando mano del refranero ….."para ese viaje no hacían falta alforjas’’.

La alternativa Popular – Ciudadanos aparece como favorita

El Partido Popular (PP), que venció a los socialistas por primera vez en Andalucía en 2012, alcanzando 50 diputados, sin embargo no pudo formar entonces una mayoría gobernante, -porque el PSOE consiguió el apoyo de IU-CA,- se llevaría ahora el mayor varapalo al contar sólo con el voto de un 26 por ciento de los andaluces. Según las encuestas, habrá perdido en torno a 18 diputados en tres años. Que el candidato popular, Juan Manuel Moreno, se haya ofrecido en más de una ocasión a pactar con el PSOE para dar estabilidad política a la comunidad, sin duda, ha contribuido a esta debacle.

Por el contrario, bien haría el PP en no confrontar con Ciudadanos y otros partidos minoritarios, como UPyD, tal y como está haciendo en la campaña electoral, porque también los podría tener como compañeros de viaje. Ya que si los andaluces, finalmente, votan por partidos alternativos al PSOE será porque quieren el cambio que ha impedido a Andalucía en 33 años contar con una democracia real. Paradójicamente, la coalición favorita para los andaluces consultados como alternativa más viable para provocar el cambio sería la formada por el PP y Ciudadanos.

La sorpresa desinflada de las últimas europeas, Podemos

Sin duda, el partido revelación en España desde la últimas elecciones europeas es Podemos, que conseguiría, según las encuestas un 17 por ciento del voto andaluz. Pero, la presidenta ha rechazado con insistencia el pacto con un partido de ultraizquierda radical, que recibe financiación de los gobiernos de Venezuela, Cuba e Irán y que pondría en cuestión los pilares muy conservadores sobre los que se sustenta el régimen andaluz. En reciprocidad, Podemos perdería credibilidad y posibilidades de optar a la presidencia del gobierno, opción viable si continúa aglutinando el voto del descontento, la rabia y la venganza contra el bipartito PP-PSOE . El pacto con el partido emblema de la putrefacción en Andalucía sería lacerante para las aspiraciones nacionales del líder televisivo Pablo Iglesias. Casi tanto, en principio, como ha supuesto para IU su coalición de gobierno en Andalucía, abortada antes de final de legislatura.

Podemos confía en sus posibilidades, que sitúa muy por encima de los resultados que le dan las encuestas. Tanto, que su candidata, Teresa Rodríguez, se permite el lujo de no comparecer en los debates televisivos junto al resto de candidatos. Y reta a Susana Díaz en exclusiva, como si ella fuera su única contrincante real. Desprecia a los socialistas por corruptos, nepotismo y fraude generalizado en la Administración paralela, que utilizan para desviar dinero público sin control y emplear a familiares y allegados políticos. Este es su discurso de mitin en mitin y de pueblo en pueblo que, evidentemente, la televisión pública andaluza se ocupa de invisibilizar.

Los últimos de la fila

Junto al PP, la mayor debacle política en estas elecciones respecto a las de 2012 sería la de Izquierda Unida, organización que, hasta enero 2015, gobernaba con el PSOE felizmente –ciega y sorda ante los sucesivos escándalos de corrupción-. Según los sondeos de última hora, de tercera fuerza política y llave para formar gobierno, quedaría relegada a la quinta posición, con apenas 4 diputados –la mitad de los que tenía- y sólo un 6 por ciento de apoyo del electorado. No obstante, en caso de ser necesaria, el PSOE no dudaría en volver a utilizarla como la marioneta que la considera y Antonio Maíllo, el catedrático de Latín tan sensato y prudente en sus formas, tampoco presentaría mucha objeción a volver a dejarse utilizar como muñeco de trapo.

El sectarismo y el odio visceral de cierta izquierda arcaica a lo que consideran la derecha –aunque esa derecha no tenga nada que ver con la que ellos añoran en el fondo para mantener el espíritu de enfrentamiento de la guerra civil- les impide actuar contra quienes representan la fuerza más inmovilista y perjudicial para el interés general de Andalucía, debido a la maraña de intereses selectivos creados a lo largo de 30 años de poder exclusivo.

Es una desgracia que un porcentaje considerable de andaluces no sepa ver las posibilidades de regeneración que supondría votar a un partido como UPyD, cuyo candidato en Andalucía, Martín de la Herrán, ha tomado las más valientes iniciativas ante los tribunales denunciando numerosos casos de corrupción e instando a la erradicación de privilegios de los representantes políticos que atentan, básicamente, contra el derecho constitucional a la igualdad de oportunidades.

Los sondeos tampoco dan proporcionalidad de voto suficiente al Partido Andalucista, formación que desde 2008 no está presente en el Parlamento andaluz. Sus conflictos internos, junto a sus devaneos políticos con el PSOE determinaron el principio de su fin en el escenario político andaluz.

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