jueves. 02.05.2024

El ecologismo de la artista ecuatoriana Ana Liz Cordero toma Al Fajidi en Dubai

Tras una larga trayectoria en Emiratos Árabes ha logrado crear su propia galería en Casa 40, un lugar que rebosa historia y autenticidad alejado de centros comerciales y tópicos 
La artista ecuatoriana Ana Liz Cordero en Al Fajidi, en el barrio antiguo de Dubai que acoge su galería, situada en Casa 40. (EL CORREO)
La artista ecuatoriana Ana Liz Cordero en Al Fajidi, en el barrio antiguo de Dubai que acoge su galería, situada en Casa 40. (EL CORREO)

Buscando una pausa al diario trajinar entre modernos edificios, oficinas y centros comerciales de Dubai nos dirigimos a una de las zonas más tradicionales del emirato, quizá la más antigua: el distrito de Al Fajidi en Al Bastakiya. Abstrayéndonos del mundo empresarial nos encontramos en Casa 40, el alucinante punto de arte, creación y humanismo que viene a ser la Galería de Ana Liz Cordero, pintora ecuatoriana que ha echado raíces en esta urbe y quien no deja de expresar su regocijo y agradecimiento por lo que Dubai ha hecho por su carrera. 

Siempre busqué el lado auténtico de Dubai. Fue una oportunidad que la Autoridad de Cultura y Artes me haya proporcionado esta casa para que muestre mis obras. Me encanta este lugar porque está en una zona muy auténtica de Emiratos Árabes Unidos”, asevera la artista abstracta Ana Liz Cordero. “Estar aquí, compartir con personas, vivir lo auténtico de Dubai, me llena de inspiración. Al atardecer se ven aves que sobrevuelan la zona y van a comer, es algo que me impresiona, que capta mi atención”, destaca Cordero.

Casa 40 es el nombre con el que se conoce a este rincón de arte que antes era hogar de una las familias más conocidas de Al Bastakiya. Cordero ha decorado el sitio con sus obras más recientes, dándole un tinte personal a la arquitectura del sitio, que rodea el acogedor patio donde la artista conversa con los visitantes

“Si tu caminas por estas calles ves una arquitectura inspirada en las plantas, en la naturaleza. Entonces, de cierta manera, todo está conectado y yo me siento privilegiada de estar aquí”, acota Cordero. Donde la mayoría de la gente ve hermosos edificios típicos, torres de viento o arquitectura tradicional, la pintora ecuatoriana nota naturaleza, plantas y aves

“Estar aquí, compartir con personas, vivir lo auténtico de Dubai, me llena de inspiración"

“Aquí hay varias especies de aves, varias especies de plantas. Cada detalle, un tronco de un árbol, me inspira. Ver el cielo, ver la luna, me conecta. Todas esas cosas que a las personas les parecen mínimas para mí son muy grandes. Los detalles de una flor, los detalles de los animalitos, así sea el gusano más pequeñito hasta el animal más grande”, afirma Cordero.  

Ese íntimo apego con la naturaleza nace ya en la niñez de la pintora ecuatoriana, cuando junto a su padre, que era ingeniero agrónomo, visitaba pueblos y comunidades de campesinos en los majestuosos Andes al sur de su país.  

“Siempre estuvimos cerca de una parroquia que se llama Chuquipata. Desde muy pequeña veía cómo mi gente trataba de estar conectada con la naturaleza, de sembrar sus propios cultivos y tener su propia lana, sus vaquitas y sus plantitas. En las construcciones veía que utilizaban materiales como el adobe y en las vestimentas su simbología. Eso es parte de mi vida. Los caminos del Inca donde tú ibas cortando maleza para pasar de un punto al otro. Todo eso es muy valioso para mí, cosas que hoy se están perdiendo y alejando”, señala Cordero, oriunda de la ciudad de Cuenca en el sur de Ecuador. 

Como indica la renombrada asociación artística Sikka Art y Festivals, “Cordero aplica sus conocimientos e intereses incas en sus trabajos, lo que le permite perfeccionar sus técnicas abstractas mezclando continuamente capas tras capas de varios elementos naturales que halla donde se encuentra para crear sus obras”. Hojas, flores, arena, suelo y conchas. Sus formas tridimensionales hablan por sí mismas, dan un enfoque escultural a sus cuadros”.

“En mi trabajo trato de investigar esas conexiones que buscaba mi gente. Aprovechar el mínimo recurso. Me identifico con mi gente al ir a las montañas de Emiratos, recolecto ramas, recolecto corales y voy al mar. Esa es la piel de mis cuadros: significan vida, ya estamos cansados de guerras. He tratado siempre de transformar situaciones negativas en algo positivo, dar valor a la conservación y la biodiversidad, crear conciencia sobre el plástico, acercar las formas más ecológicas”, subraya la artista sudamericana.

Para crear sus obras abstractas usa elementos naturales del lugar donde se encuentra, de hojas a flores y de conchas a arena

El recorrido de Cordero ha sido arduo.  Fuera de su país, en un medio tan diferente, multicultural y competitivo como es el de Emiratos, ha tenido que abrirse paso y hallar espacios para sus obras por sí misma y por sus propios medios, sin apoyo institucional.    

“Dios me ha permitido tener el don de crear. De cierta manera mi identidad es ecuatoriana, pero creo que lo que me mueve y está dentro de mí es algo muy grande: la presencia de Dios. Él me ayuda a imaginarme ideas y a crear cosas que son muy bonitas”, apunta la abstracta ecuatoriana.  

Emiratos Árabes Unidos también ha beneficiado a la pintora. Le ha proporcionado una atmósfera en la que ha podido dar rienda suelta a su creatividad. 

“El hecho de estar en Emiratos Árabes y que la gente tenga ese temor a Dios, esa creencia, me conecta también con esta cultura. La respeto mucho. Creo que son personas muy valiosas, visionarios que en cierta manera me han permitido ser artista en Emiratos Árabes”, destaca la pintora latinoamericana. 

Cordero ha expandido sus horizontes. La habitación del apartamento donde pintaba sus cuadros ya no es testigo del resultado de sus inspiraciones artísticas. Ahora pasa las horas en su galería, creando, compartiendo momentos con quienes la visitan, con transeúntes a quienes atraen estas obras. Una experiencia algo diferente y quizá más enriquecedora. 

“Es hermoso compartir mi arte. Lo más lindo son las experiencias que recibo de cada persona cuando ven mis obras. Trato de que no me vean como la artista alejada, sino como el ser humano que soy. Me gusta contarles qué llevo a cada cuadro. Así me siento muy feliz. Es un sueño hecho realidad”, concluye la pintora cuencana Ana Liz Cordero.

El ecologismo de la artista ecuatoriana Ana Liz Cordero toma Al Fajidi en Dubai
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