sábado. 27.04.2024

Cada domingo, sobre las 9.45 de la mañana, una rítmica banda sonora de inconfundible aroma árabe se cuela en la rejilla de la televisión pública española. Se trata del único programa sobre cultura araboislámica que se emite de forma regular cada semana en alguna de las 1.180 cadenas de televisión, la inmensa mayoría locales, que hay en España. El espacio está en pantalla desde hace ya 35 años, fruto del acuerdo de cooperación firmado por el Estado español en 1992 con las confesiones religiosas de especial arraigo: el islam, el judaísmo y las entidades evangélicas. 

Al frente de 'Medina' figura desde hace una década el periodista español de origen argelino Bouziane Ahmed Khodja. Antes de su aterrizaje en el canal público, el programa se titulaba 'Islam Hoy', que, a su vez, había sustituido a su anterior denominación de 'Islam' a secas. Con este último giro lingüístico, precisamente, el director del programa ha querido ampliar el foco del espacio para dar cabida a un diverso abanico de contenidos culturales, sociales, antropológicos, gastronómicos, históricos o científicos. “Nuestra fuerza”, explica desde Valencia, su lugar de residencia, “es que no es un programa de predicación. No hacemos proselitismo”. 

La elección del título del programa, 'Medina', no es casual. Responde a dos razones distintas pero complementarias. Por un lado, remite a su significado árabe común (“ciudad”), que, a su vez, conecta con la civilización andalusí que forma parte de la identidad histórica española. Y, por otro, evoca a la ciudad de Medina, en Arabia Saudí, donde el profeta Mahoma emigró en el año 622, fecha fundacional del calendario islámico y referente espiritual de casi 1.600 millones de musulmanes de todo el mundo. Dos de ellos, por cierto, en España. 

Nuestra fuerza es que no es un programa de predicación. No hacemos proselitismo

“No es un programa solo dedicado a los musulmanes”, advierte desde su inicio Bouziane. De hecho, según aclara, el 75% de los televidentes de 'Medina' son españoles no musulmanes, que encienden el televisor buscando profundizar en el conocimiento de la cultura árabe e islámica, tan acendradamente arraigada en suelo peninsular. Ese es el objetivo de 'Medina'. Hacer pedagogía y neutralizar prejuicios. “Intentamos explicar de forma sencilla no solo la religión islámica sino aspectos relacionados con la ciencia, la educación, las fiestas, el pensamiento o la medicina”. 

El último programa difundido, el pasado 26 de diciembre, tuvo por título 'Ciudadanía al servicio de la convivencia' y convocó en el estudio a dos jóvenes musulmanes españoles de ascendencia extranjera para reflexionar sobre integración y diversidad. El anterior, televisado el domingo 19, viajó hasta Córdoba para conocer la experiencia de una pareja de marroquíes propietarios de un espléndido negocio de gastronomía magrebí en el conocido Mercado de la Victoria. Los demás abordan temas múltiples. Desde la Feria del Libro de Sharjah hasta los refugiados sirios, pasando por la agricultura de Al Andalus. “Hablamos de todo”, subraya Bouziane, “de fiestas religiosas, de ecología, de medios de comunicación o de redes sociales”.  

Desarrollo del programa 'Medina' en TVE. (Cedida)Desarrollo del programa 'Medina' en TVE. (Cedida)

'Medina' tiene una duración de unos 15 minutos. Es uno de los diez programas de carácter religioso que retransmite la televisión pública española. Siete de ellos pertenecen a la confesión católica y monopolizan la práctica totalidad de los 4,3 millones de presupuesto global. 'Shalom', para la comunidad judía, cuesta 321.000 euros, mientras que el espacio islámico se lleva 268.000. 'Culto evangélico' apenas alcanza los 19.000, según los datos difundidos por La Marea el pasado año. La audiencia arrojaba en febrero pasado un 2% de cuota de pantalla para 'Medina', medio punto más que 'Shalom'. 

Tolerancia, intercambio, diálogo. Sobre este campo semántico se asienta el programa que dirige Bouziane Ahmed Khodja y gira la conversación de más de una hora de duración que ha tenido con EL CORREO DEL GOLFO. La palabra mágica de 'Medina' es conocer. Por una sencilla razón, que el periodista de origen argelino explica con meridiana claridad: “El desconocimiento provoca miedo; y el miedo, rechazo”. Y en este silogismo se amparan todos los fenómenos de xenofobia, incomprensión y racismo que atraviesan el mundo contemporáneo de norte a sur. 

El desconocimiento provoca miedo; y el miedo, rechazo

Ese es el argumento también que empuja a la dirección del programa a invitar a personas de toda latitud y naturaleza. “Si no somos los primeros tolerantes”, argumenta Bouziane, “cómo vamos nosotros luego a enseñar tolerancia”. Para ese cometido, el periodista presentador tiene absoluta carta blanca. “Desde que firmé el contrato hace diez años, nos dijeron que tenía total libertad para elegir los contenidos y también los invitados, con las lógicas limitaciones impuestas por ley, que prohíbe la apología del terrorismo y del radicalismo”, puntualiza. 

El equipo de 'Medina' está compuesto en su totalidad por profesionales de TVE, gran parte de los cuales comparten su dedicación con otros espacios de perfil religioso. La periodista María Rodríguez, con un largo recorrido ya en la cadena pública, ejerce de subdirectora. “Ninguno de ellos es musulmán, pero todos han hecho un gran esfuerzo de formación” para conocer la cultura araboislámica, según indica Bouziane

El periodista asegura que el espacio está logrando gran parte de sus objetivos, en términos de divulgación y pedagogía. “Mucha gente con la que hablamos en la calle cuando hacemos los programas elogian nuestro trabajo y se muestran sorprendidos con las cosas que enseñamos. Muchos son jóvenes, hombres y mujeres, y nos alegra porque es señal de que están aprendiendo”, afirma. 

El islam es muy sencillo: no robar, no hacer daño y defender los derechos humanos

Bouziane Ahmed Khodja nació en Orán (Argelia). Estudió en la Sorbona de París un máster de Ciencias Políticas y Periodismo, y culminó posteriormente un doctorado en Análisis del Discurso Político. A su regreso a Argelia, trabajó brevemente en la universidad, aunque pronto se dedicó al mundo de la comunicación. Fundó dos periódicos y destacó por su compromiso con los valores democráticos y la defensa de los derechos humanos, lo que le acarreó graves problemas con la dictadura militar. El 26 de marzo de 2008 se vio obligado a abandonar su país. Alcanzó las costas de Alicante y se instaló en España, donde fue acogido como refugiado político. Hoy goza de plena nacionalidad española. 

“Nací de nuevo”, proclama. “Somos españoles no solo de papeles sino de corazón y de alma. Hemos elegido vivir en este país y convivir con otras creencias. Mi trabajo está hecho con las tripas y con muchas ganas”. Lleva trece años en España y en todo ese tiempo, sostiene, no ha escuchado “ninguna palabra de desprecio o de prejuicio” hacia su condición de musulmán y árabe. “Yo no he vivido situaciones de islamofobia nunca. Ni mis hijos ni mi mujer”, subraya. En su opinión, España es uno de los países donde no ha observado nunca “signos de xenofobia”. “Los habrá”, puntualiza, “pero yo no los he visto”, asegura Bouziane, que preside también el Parlamento de Escritores del Mediterráneo, integrado por más de 450 autores bajo el objetivo común de la paz, la convivencia y la democracia.  

Yo no he vivido situaciones de islamofobia nunca. Ni mis hijos ni mi mujer

Viaja habitualmente con el equipo de TVE por todas las comunidades autónomas, a ciudades grandes y pequeñas, y en todas ellas siempre ha sido bienvenido. “La islamofobia no es un fenómeno de la sociedad española. Esto no es Francia ni Bélgica. Aquí no hay situaciones de enfrentamiento y la preocupación por la inmigración figura en los sondeos en el puesto séptimo u octavo siempre”. Y asegura conocer Francia perfectamente. Allí hay razones históricas y coloniales que explican el conflicto latente con la comunidad musulmana. “En España no”, reitera. Y añade: “No me gusta que se haga comercio con la islamofobia”. Por todo ello, pide a los musulmanes un mayor esfuerzo de integración y aprendizaje de la lengua y la cultura locales. 

En su opinión, el presunto conflicto entre modernidad y tradición en el islam es un “debate falso”. Muchos de los hábitos más discutibles, como la mutilación genital o la sumisión de la mujer, proceden de tradiciones populares previas al islam. El mismo uso del 'hiyab' o pañuelo islámico, argumenta Bouziane, nunca ha sido una imposición islámica como lo es ahora en ciertos ámbitos. “Se trata de malas lecturas del islam”, señala. De hecho, hay mujeres que lo llevan y otras que no. “Es una opción personal”, remacha. Bouziane se esfuerza por aclarar que el hecho islámico no es uniforme y que existen significativas diferencias entre un país y otro. “El islam es muy sencillo: no robar, no hacer daño y defender los derechos humanos. Eso es lo que intentamos transmitir en TVE” . 

Quince minutos de televisión para neutralizar clichés
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