domingo. 28.04.2024

Ubicado en dunas de arena a una hora en coche de los rascacielos de Dubai, un pueblo del desierto abandonado en la década de 1990 se erige como la última atracción turística en Emiratos Árabes Unidos. Construido en la década de 1970 para albergar a los beduinos seminómadas, el pueblo de Al-Ghuraifa fue abandonado dos décadas después cuando la riqueza petrolera transformó el país en un centro mundial de comercio y turismo.

En los últimos años, el pueblo fantasma cerca de la ciudad de Al-Madam en el emirato de Sharjah se ha convertido en una especie de atracción turística, ofreciendo un escape de las junglas de asfalto de las ciudades costeras y un vistazo al duro pasado de Emiratos. El pueblo, que consta de dos hileras de casas y una mezquita, “puede enseñarnos mucho sobre la historia moderna del país”, dijo el profesor asistente de la Universidad de Sharjah, Ahmad Sukkar, que forma parte de un equipo que investiga el sitio.

El lugar fue construido como parte de un proyecto de vivienda pública después de la formación en 1971 de EAU en una federación de siete emiratos. El descubrimiento de petróleo 13 años antes estaba empezando a remodelar el país. La aldea albergaba a unos 100 miembros de la tribu Al-Ketbi, dijo Sukkar. Eran una de las varias tribus beduinas que hasta entonces habían llevado una existencia seminómada, criando animales, viajando entre los oasis del desierto y visitando Dubai y Abu Dhabi cuando eran pequeñas ciudades portuarias que dependían de la pesca y el buceo en busca de perlas.

Las modernas casas de cemento, construidas para facilitar la transición a la vida sedentaria, presentaban florituras locales. Las paredes interiores eran de colores brillantes y algunas estaban adornadas con mosaicos. Las viviendas también contaban con espacios donde los ancianos de la aldea podían realizar consejos locales, conocidos como "majilis" en árabe. Una casa tenía un empapelado de un exuberante paisaje verde, un marcado contraste con la monótona vista de arena del exterior.

No está claro qué provocó exactamente el éxodo solo dos décadas después de que se construyeron las casas. En la tradición local, los espíritus malignos ahuyentaron a los residentes, pero Sukkar dice que es más probable que se fueran a buscar una vida mejor en las ciudades de rápido crecimiento de EAU. El pueblo tenía acceso limitado a electricidad y agua, y fue azotado por tormentas de arena. Las familias también habrían tenido que lidiar con un largo viaje a través del desierto para llegar a los trabajos del Gobierno y a las escuelas.

Hoy en día el desierto está reclamando poco a poco el pueblo. Montones de arena han entrado en las casas y, en algunas habitaciones, oscurecen las paredes y casi llegan al techo. Solo la mezquita permanece como estaba, gracias al barrido regular de los trabajadores de mantenimiento de la cercana Al-Madam.

Algunos descendientes de los beduinos montados en camellos que una vez surcaron las arenas del desierto todavía residen en las zonas rurales de  Emiratos, aunque muchos viven en ciudades con rascacielos resplandecientes, centros comerciales con aire acondicionado y una extensa red de autopistas modernas. Los expatriados de todos los rincones del mundo constituyen la gran mayoría de la población de EAU, y algunos se han interesado por su pasado más humilde.

Últimamente, se puede ver a los guías turísticos dirigiendo a grupos de visitantes a través del pueblo abandonado. También ha sido el escenario de vídeos musicales y publicaciones en las redes sociales con modelos extranjeros, coches deportivos y muestras de opulencia por las que Dubai es más conocido.

Una imagen del pueblo abandonado en Al Madam. (Instagram)
Una imagen del pueblo abandonado en Al Madam. (Instagram)

“Me pregunto por qué se fueron”, dijo el expatriado indio Nitin Panchal que visitó el sitio. “¿Podría ser un genio, podría ser magia negra? Nunca sabremos."

El municipio de Sharjah instaló recientemente un cerco perimetral, además de una garita de seguridad, basureros y un aparcamiento. Los visitantes anteriores dejaron grafitis, rasparon la decoración de las paredes y se subieron a los techos frágiles para tomar fotos.

Las nuevas medidas han eliminado parte del misterio del sitio y planteado la posibilidad de que se convierta en una atracción turística más en un país lleno de ellas. Un expatriado de la Isla de Man, una dependencia de la corona británica en el mar de Irlanda, Danny Booth, contó a la agencia de noticias AP que había decidido "venir y echar un vistazo antes de que las cosas cambien". “A veces es mejor dejar estos lugares tranquilos, ya que pierden su encanto cuando se llenan”.

El pueblo fantasma de Emiratos, convertido en atracción turística
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