domingo. 28.04.2024

La ofensiva de Hamás contra Israel desvió violentamente la atención global hacia los palestinos, y asestó un duro golpe al avance en las negociaciones para un acuerdo entre Israel y Arabia Saudita que impulsa Estados Unidos

Los combatientes del grupo que gobierna la Franja de Gaza, un enclave sobrepoblado, empobrecido y que vive bajo un bloqueo, lanzaron el sábado miles de cohetes e infiltraron a milicianos en Israel, casi 50 años después del ataque de varios Estados árabes contra Israel durante la festividad judía del Yom Kippur (Día del Perdón).  El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que el país está "en guerra". 

Apenas unas semanas antes Netanyahu había dejado de lado la cuestión palestina en su discurso ante Naciones Unidas afirmando que la normalización en 2020 de las relaciones con tres naciones árabes gracias a los llamados Acuerdos de Abraham anunciaba "una nueva era de paz". 

Además insinuó que su país estaba a punto de lograr un logro mayor: su reconocimiento por parte de Arabia Saudita, guardiana de los dos lugares más sagrados del islam.  El presidente estadounidense, Joe Biden, que aspira a obtener una gran victoria diplomática antes de las elecciones estadounidenses del próximo año, presiona para que ese acuerdo se concrete. 

Se esperan más conversaciones entre las partes en las próximas semanas, a pesar del escepticismo de algunos de los correligionarios demócratas de Biden sobre las garantías de seguridad ofrecidas por el reino saudita. 

La violencia de este fin de semana muestra las disputas no resueltas entre Israel y los palestinos y "hace que sea más difícil esconder las cuestiones complicadas bajo la alfombra, como lo hicieron los Acuerdos de Abraham de 2020", dijo Brian Katulis, del Instituto de Oriente Medio, con sede en Washington.

El gobernante de facto de Arabia Saudita, el príncipe heredero Mohammed bin Salmán, habló recientemente de avances con Israel, pero también insistió en la necesidad de avanzar en la causa palestina, vista como una prioridad para el anciano rey Salmán. 

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita retomó su retórica habitual en un comunicado el sábado y afirmó que el Reino advirtió sobre una "situación explosiva como resultado de la ocupación continua y la privación de los derechos legítimos del pueblo palestino".  Aziz Alghashian, un experto saudí en las relaciones saudí-israelíes, dijo que la declaración tenía como objetivo disipar cualquier idea de que el Reino daría prioridad a la normalización a expensas del apoyo a los palestinos. 

Un alto funcionario estadounidense declaró que es "prematuro" pronunciarse sobre el efecto que la violencia tenga en la normalización y el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, habló por teléfono sobre el conflicto con su homólogo saudita, el príncipe Faisal bin Farhan. 

Según un comunicado de Riad, en la llamada el príncipe Faisal destacó "el rechazo del Reino a cualquier tipo de ataque contra civiles y la necesidad de que todas las partes respeten el derecho internacional humanitario".

El director para Oriente Medio del International Crisis Group, Joost Hiltermann, indicó que Hamás pudo haber actuado en parte debido al temor de una "inminente mayor marginación de la causa palestina", si Arabia Saudita reconoce a Israel.  El influyente senador republicano Lindsey Graham señaló que los ataques del sábado parecen "diseñados para detener los esfuerzos de paz entre Arabia Saudita e Israel".

La ofensiva de Hamás pone en peligro la negociación entre Arabia Saudita e Israel
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