martes. 19.03.2024

La artista latinoamericana Ana Liz Cordero ha causado revuelo en el medio artístico de Dubai y de El Golfo. Seguidores del abstraccionismo gustan de sus obras, las compran, las exponen, comparten imágenes de las mismas, comentan sobre ellas, están pendientes de su trabajo más reciente y piden que les imparta clases de pintura abstracta. 

Ana Liz llega a Dubai en 2019 y en septiembre de ese mismo año abre un estudio con diez de sus obras abstractas. El éxito alcanzado en Dubai es tal que en tan sólo cuatro meses se vende toda la colección.  

La estupenda acogida que genera su arte en la comunidad anima a Cordero, quien en octubre de 2020 presenta una nueva colección titulada “Todo cambió (Everything Changed en inglés)” en la tienda West Elm en Dubai Mall, el centro comercial más grande del mundo. Los comentarios son muy favorables, los amantes del arte del emirato admiran el abstraccionismo de la pintora ecuatoriana y la mitad de las obras de esta colección ya han sido adquiridas. Cordero no cesa de crear, nada la detiene, ni siquiera la pandemia de Covid-19,  continua plasmando su inspiración y en marzo de 2021 termina su tercera colección a la que denomina “Libertad (Freedom)”.

Al provenir de un país andino, que fue parte del Tahuantinsuyo, el Imperio Inca que en su punto más alto se extendía desde lo que hoy se conoce como Ecuador al norte hasta Chile al sur, pasando por el Perú y Bolivia, y que empezaba a recuperarse de una devastadora guerra civil para cuando los conquistadores españoles llegaron a la zona a principios del siglo XIV, la artista cuencana recurre a elementos de sus orígenes incas para concebir, desde su llegada a Dubai, pinturas abstractas pero utilizando elementos propios de la zona del Golfo Arábigo como pueden ser arena del desierto, hojas de palmera, aves, dátiles.  

“Venimos de una cultura muy rica, que es la cultura inca. Es  por eso que dentro de mi proceso creativo estuve siempre buscando mi identidad como artista. Los incas cuidaban mucho de elementos como la “pacha mama”, madre tierra en castellano, se conectaban con las montañas, con el sol. Es por eso que todas mis obras tienen elementos naturales, arena, la palmera que es muy rica, es un árbol que produce alimento y es muy significativa para la cultura emiratí. Eso fue lo que me llevó a descubrir este fascinante mundo de texturas, de movimiento,” señala Cordero.

El movimiento ha sido una constante en su vida. Su pasión por la pintura nació en Cuenca, cuidad ecuatoriana que la vio llegar al mundo cerca de orillas que bañan las plácidas aguas del río Tomebamba. Tras varios años de exitosa actividad artística, realiza estudios avanzados de técnicas de arte en la ciudad canadiense de Winnipeg, regresa a su país natal, y a los 23 años de edad se muda a la capital Quito en busca de mayores desafíos.  Su periplo la lleva a Madrid donde obtiene una maestría en marketing y gestión comercial y ahora reside en Dubai. 

“Toda la vida he pintado, desde que era pequeña, porque el arte ha sido parte de mi vida desde muy temprana edad.  Mi familia me apoyó desde niña porque vieron en mí que era creativa. Para mí, comprar materiales de arte era como ir a la juguetería,” cuenta la pintora cuencana. 

Su familia la enviaba a talleres de arte para impulsar su talento y a fin de que puliera su creatividad. Esta enriquecedora experiencia también alimenta su apetito artístico.  “Aprendía en los talleres de arte pero siempre quería más, cómo que me quedaba algo más por aprender, siempre tenía esa curiosidad, esa intriga, cómo hago esto, cómo hago aquello, cómo puedo ser mejor en lo que hago y a veces me quedaba, cuando era pequeña, en museos, viendo, examinando las obras,” relata Cordero.

Aunque este desplazamiento ha supuesto crecimiento y desarrollo profesional, Ana Liz se ha mantenido fiel a su estilo.  “Yo creo que fui siempre rebelde, una artista que siempre experimentaba más allá de los conocimientos generales que me impartían,” apostilla Cordero. “A donde uno va tiene que absorber lo mejor. Dubai me ha aportado mucho en cultura en cosas que son muy típicas de acá. En Emiratos te dan oportunidades como ecuatoriano. Esa oportunidad para mí es rica, es algo que me ha llegado como artista, en cierta manera me han influenciado las texturas, las tonalidades. Lo he adaptado en mi arte sin dejar a un lado mi estilo,” señala.

Pero, ¿de qué estilo hablamos?  Pues, sus impresionantes obras abstractas se exhiben en algunos puntos de la urbe emiratí, en la tienda de interiorismo Wood Art, en los pasillos del Hotel Form y en la Swiss Tower, además de colecciones privadas de amantes del buen arte de El Golfo y de Ecuador entre otros. "Estoy en conversaciones con galerías de Dubai pero aún no he firmado exclusividad con ninguna,” explica Cordero.

El confinamiento debido al Covid 19 halla a la pintora en Dubai, donde, en lugar de echarse de brazos frente a la profunda transformación de la vida diaria, Ana Liz concibe una nueva colección a la que denomina “Todo cambió”. “Creé esa colección porque nos encontrábamos en un encierro que fue el Covid-19, y también por el hecho de la conexión del ser humano con la naturaleza de su entorno confinado. Me conectaba a través de mi jardín, escuchar los sonidos de las aves, ver las hojas, ver esos elementos naturales preciosos me conectaba. Es por eso que uno de mis cuadros se llama “pacha”,  término de la lengua inca quechua que significa tierra en castellano, el otro se llama “inti”, también quechua que en español sería sol y cada nombre representa esa conexión del ser humano con los elementos naturales”, asevera la pintora andina. 

“Es más allá de un nombre quechua. Como artista no pones nombres por poner. Es el hecho de que tú transmites, que cada parte de ti está en cada obra, que cada cuadro es especial. No es el hecho de vender obras. Como artista, una parte de tu vida está en esa obra y simplemente esa obra tiene esa luz del artista que se quiere transmitir, que se quiere reflejar.  Mis obras de arte siempre tienen un por qué y un para qué,” subraya la artista latinoamericana.

Inti, sol en castellano, es una de sus obras de la colección 'Todo cambió'. ¿Cómo es que se aprecia el sol en medio de un confinamiento?  “En Dubai hay los atardeceres más espectaculares y me inspiraron.  A pesar de que estaba encerrada veía el sol. Entonces de cierta manera me abstraía del mundo y me conectaba al sol. Es por eso que hice esta obra dentro de mi proceso creativo, utilizando elementos naturales que me permitieron transmitir esa conexión con la tierra,” puntualiza Cordero.

Para su tercera colección de siete obras, denominada Libertad, la pintora ecuatoriana se halla en confinamiento en España, donde la situación de encierro le emancipa para dar rienda suelta a su creatividad. “Dentro de esta situación de Covid, ver lo mejor, sacar el lado positivo, hice unos bocetos muy creativos” detalla Ana Liz. 

Es interesante constatar que en ciertos casos el confinamiento representa libertad. “Así es y eso es lo que pretende esta colección, qué somos libres, no tenemos ataduras para seguirnos atando,” enfatiza la pintora latinoamericana. “Somos libres y es por eso que me inspiré en el vuelo de las aves, en la conexión con la tierra, elementos como la palmera que hacen tan linda y tan única esta colección,” concluye Cordero.

“Todos los días pinto, todos los días experimento,” sostiene Ana Liz. “Nací para pintar, siempre fui artista desde muy pequeña, sé adonde quiero ir, sé que es lo que quiero hacer y me siento plena. Todo lo que he estudiado y me he preparado es complementario y me ha servido mucho para lo que estoy haciendo hoy en día,” remata Cordero.

Ana Liz Cordero, la pintora ecuatoriana que triunfa en Dubai
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