viernes. 26.04.2024

Los Naranjos es una joven empresa caficultora que ha conseguido introducir la variedad salvadoreña Pacamara en el mercado emiratí a más de 80 dólares el kilo de grano verde, es decir, sin tostar, convirtiéndose en uno de los cafés más caros que se comercializan en el país del Golfo. 

Que las brisas del océano Pacífico choquen con el café y mezan las plantaciones o las precipitaciones derivadas del clima tropical bañen el terreno, son algunas de las condiciones que otorgan al café salvadoreño características “exóticas” y “muy especiales”.

“No se trata solo de sembrar un árbol; todas las peculiaridades suman al café y hay un cuidado que va desde la siembra, pasando por el corte, el proceso, hasta que llega a comercializarse”, señala en declaraciones a EL CORREO el gerente de ventas de Los Naranjos, David Velásquez.

En 2020 fueron ganadores de la Taza de Excelencia con su café de la finca Los Ángeles, ubicada en la ciudad de Ahuachapán, un hecho que les abrió las puertas para entrar a mercados tan exigentes y competitivos como el emiratí.

“Ganar este premio nos llena de orgullo por el hecho de que entendemos que estamos haciendo las cosas bien, la forma es esta y estamos compitiendo con los mejores de El Salvador y del mundo”, asegura Velásquez.

Taza de Excelencia es un proyecto global que se celebra en los países cafeteros para determinar los mejores cafés de especialidad y ayudar a los caficultores a dar a conocer su producto entre importadores y tostadores a nivel internacional.

CAFÉ DE ESPECIALIDAD

En 1974, Erna Knutsen, una apasionada y catadora de café, acuñó el término ‘café de especialidad’ para referirse a un producto que deja de ser un “commodity” y se convierte en un “bien suntuario”, aclara Velásquez.

A diferencia del café comercial, que lo que busca es producir “en volumen”, el café de especialidad tiene en cuenta factores como el clima, la altitud, el proceso de recolección, transformación y tostado.

“Un café de especialidad es más saludable, sabe mejor y el margen de retorno para el productor es mucho mayor que el de un café comercial”, asegura el gerente de Los Naranjos, quien subraya que su país “tiene la capacidad de moverse en café de especialidad ya que posee un producto mucho mejor que el de otros países que están altamente posicionados a nivel global”. 

“El Salvador llegó a ser en algún momento el segundo mayor productor de café del mundo y nuestra economía estuvo basada en este sector durante mucho tiempo; las familias que se dedicaban a ello eran millonarias”, afirma Velásquez.

Ahora, sin embargo, “todo esto se ha ido perdiendo” porque la gente joven “prefiere otro tipo de negocios más sostenibles, con poco riesgo, el café por el simple hecho de ser algo que depende del clima tiene riesgo”.

Pero ese no fue el pensamiento de los socios fundadores de Los Naranjos, quienes vieron en el negocio del café una “oportunidad para ayudar a las comunidades de su país generando empleos directos”, añade Velásquez.

La empresa comenzó a fraguarse entorno al año 2012 cuando David Velásquez, socio fundador de la compañía, decidió comprar una finca para “tener café cerca, poder visitar y construir una casa de campo”.

Más tarde, se unirían al negocio otros dos amigos de la infancia, Sigfredo Corado y Manuel Olivares, que se sintieron atraídos por el proyecto y con los que la empresa comenzó a crecer hasta contar hoy en día con seis fincas, 150 hectáreas con plantaciones de cafetales, una producción anual de 2.000 quintales y exportaciones a países como Francia, Estados Unidos, Canadá, Corea del Sur, Finlandia o Emiratos Árabes Unidos.

MUY EXIGENTE Y CON BUENA ACIDEZ 

Los Naranjos se ha especializado en la variedad de café arábica Pacamara, un cruce entre un café Pacas, que fue desarrollado por la familia salvadoreña que lleva el mismo apellido, y la variedad Maragogipe. 

La tostadora de café de Dubai ‘Cypher Urban Roastery’, una de las más grandes del emirato en cuanto variedad país, se encuentra actualmente comercializando el café Pacamara de la finca Los Ángeles a 305 AED (83 dólares) el kilo en grano verde.

El Pacamara es una variedad propia de El Salvador, pero “lastimosamente el país no ha tenido capacidad para explotarla y hacerla suya como ha hecho por ejemplo Panamá con la variedad Geisha”.

“Es un café -el Pacamara- bastante exigente, con muy buena acidez, frutal, un producto que es muy demandado y consumido en Europa, por ejemplo”, señala Velásquez.

El objetivo de Los Naranjos es producir “el mejor café de El Salvador para los clientes más exigentes”, además de llegar a los “4.500 quintales para el año 2022”.

Las primeras plantaciones de café documentadas datan del siglo XV en Yemen y en la actualidad ya hay más de 50 países productores de café en el mundo. 

Según el Informe de la Organización Internacional del Café sobre el desarrollo cafetero de 2019, se calcula que los ingresos anuales del sector en su totalidad rebasan los 220 mil millones de dólares y que en todo el mundo el consumo de café está creciendo de forma constante a una sólida tasa anual del dos por ciento.

Pacamara, la variedad de café salvadoreña que se vende a más de 80 dólares el kilo en...
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