sábado. 27.04.2024

(Texto: ABC / R.P.U. Fotos: EL CORREO) Dubái ofrece numerosos lugares exclusivos donde vivir: desde las playas privadas de La Palmera a la selecta Marina pasando por mansiones propias de 'Las mil y una noches' situadas en pleno desierto. Pero si se quiere habitar en su verdadero corazón, santo y seña del lujo y símbolo internacional del éxito económico de la ciudad, hay que vivir en el Burj Khalifa, que con sus 828 metros es el edificio más alto del planeta. Alto y también glamuroso. Basta con dar una vuelta a su alrededor para ver aparcados una colección de Lamborghinis, Rolls Roices y Ferraris ante la entrada principal del Hotel Armani, que ocupa las primeras 37 plantas de las 163 con las que cuenta el edificio.

Coches de lujo ante la puerta principal del hotel Armani, situado en el Burj Khalifa. Coches de lujo ante la puerta principal del hotel Armani, situado en el Burj Khalifa.

En ese escenario, lo último que podría imaginar un visitante es que muchos propietarios no paguen la comunidad. Pero así es: hay quienes, por más ricos que sean, no abonan los recibos. Hasta el punto de que la empresa promotora, Emaar, se ha visto obligada a amenazar a los morosos con suspender el servicio de ascensores y anular las tarjetas que permiten a los inquilinos acceder a gimnasios y piscinas.

Los que no cumplen son los propietarios y quienes sufren las consecuencias las personas que tienen alquilado alguno de los más de mil apartamentos que hay disponibles, quienes, a pesar de desembolsar puntualmente los desorbitantes precios de alquiler, situados entre los 2.500 euros al mes de un estudio hasta los 16.000 de un apartamento de cuatro habitaciones, en ocasiones se enfrentan a quedarse sin servicios fundamentales como el aire acondicionado, indispensable para sobrevivir en Emiratos Árabes Unidos.

Ser propietario de un apartamento en el Burj khalifa no es sólo un símbolo de estatus, también se considera una buena inversión. De hecho, en 2013 se vendieron 74 apartamentos por un valor de 118 millones de euros, a una media de millón y medio por vivienda. Además, los precios están experimentando en la actualidad un espectacular crecimiento que, según Cluttons, consultora inmobiliaria global, se situó el año pasado en un 25 por ciento.

Indios e iraníes son los que más invirtieron en la torre. Entre los propietarios más conocidos está Raj Kundra, un acaudalado empresario británico de procedencia india que regaló un apartamento a su actual esposa, la estrella de Bollywood Shilpa Shetty.

El edificio cuenta en concreto con 1.044 viviendas de una a cuatro habitaciones, de las cuales 144 son residencias privadas del hotel Armani, y ofrece unas lujosas instalaciones recreativas y de ocio, que incluyen cuatro piscinas, un exclusivo salón para residentes, un spa, el restaurante At. Mosphere a 442 metros -situado en el piso 122- y una plataforma de observación con una terraza al aire libre en el nivel 124.

Resulta más que evidente que es un edificio para adinerados, a pesar de lo cual a algunos no les da para hacer frente al recibo de la comunidad, que alcanza 20.000 euros anuales para los apartamentos de un dormitorio, 30.000 para los de dos y más de 40.000 para los de tres o cuatro dormitorios. La solución para acabar con los impagos es la misma de siempre: te quedas sin ascensor. Y eso es demasiado para unos señores que tienen sus hogares a más de medio kilómetro de altura.

En el Burj Khalifa también hay quien no paga la comunidad
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