Con el objetivo de contribuir y ser líder mundial en la prestación de servicios y exploración espaciales, Emiratos Árabes Unidos (EAU) fundó en 2006 el Centro Espacial Mohammed Bin Rashid (MBRSC). La infraestructura institucional, industrial, educativa, científica, investigadora y tecnológica empezó a rodar con los ojos puestos en la exploración del Universo y la generación de conocimiento.
La ciencia como motor de cambio empezó a ser una realidad. La planificación y desarrollo de los programas y misiones se fijó teniendo presente que todos los proyectos científicos de servicios y exploración espaciales se construyen de principio a fin gracias al intercambio y la colaboración internacionales. El proyecto científico-tecnológico ideado puso en su centro el Programa Espacial Nacional de EAU.
Sarah Al Amiri, ingeniera informática, científica, ministra de Ciencias Avanzadas de EAU y presidenta de la Agencia Espacial de EAU, no es la única mujer que está logrando que la ciencia y el país avance ya que las mujeres son el 34% del personal y el 80% del equipo científico del programa.
El comienzo
Los inicios fueron alentadores al contribuir activamente en la construcción y desarrollo de satélites de observación de la Tierra y el premio al esfuerzo, dedicación y trabajo realizado llegó en 2018 cuando se anunció que KhalifaSat era "el primer satélite construido completamente por emiratíes".
La difusión de todos los logros y objetivos a alcanzar siempre se han dado a conocer poniendo el acento en la importancia de la colaboración, cooperación e intercambio de conocimiento científico y técnico entre las diferentes agencias espaciales, centros de investigación y comunidad científica, enfatizando que tanto imágenes como datos estaban a su disposición.
Junto a los diferentes programas lanzados en 2017, el jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum proyectó el programa de astronautas de EAU y fijó 2117 como horizonte para el desarrollo y construcción de la primera colonia sostenible en Marte (Mars2117).
Los primeros pasos
Para alcanzar esas metas ya se han dado los primeros pasos:
- El programa espacial de Emiratos sigue adelante a pesar de no haberse producido el alunizaje de la sonda japonesa HAKUTO-R, que llevaba a bordo el rover emiratí Rashid.
- Hay un astronauta emiratí en la Estación Espacial Internacional (ISS), Sultán Al Neyadi, en una misión de larga duración.
- Marte y sus lunas han sido vistos por la sonda de Emiratos Amal (EMM) y planea enviar en 2028 una sonda a siete asteroides del cinturón principal; el nombre, MBR Explorer (en honor del jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum).
Hitos en la historia de EAU
A modo de afianzar y dibujar lo hasta ahora conseguido hay que destacar al menos tres hitos que ya forman parte de la historia de los EAU:
- Los resultados obtenidos por la sonda AMAL, situada en una órbita elíptica alrededor de Marte para estudiar la atmósfera del planeta y su interacción con el viento solar. Está provista de tres instrumentos científicos entre los que destaca la cámara multiespectral EXI (Emirates eXploration Imager) que ha podido recoger datos e imágenes históricas de Deimos, la luna marciana más pequeña, de solo 13 kilómetros de diámetro. Su importancia radica en que esa luna no había sido fotografiada de cerca desde los años 70. Los datos que ha proporcionado AMAL sobre Deimos, especialmente los del hemisferio antimarciano, serán los únicos en alta resolución hasta que la sonda MMX japonesa visite a finales de la década esa luna.
- El pasado mes de abril, el equipo de Al Amal en NYUAD (New York University Abu Dabi) y del Centro de Ciencia Espacial de Emiratos publicó el primer mapa global de Marte obtenido por la cámara EXI. El mapa es a color y ha sido confeccionado con más de 3.000 observaciones realizadas en los últimos dos años por dicha cámara. Al Amal además ha confirmado la presencia de auroras parciales en Marte.
- La sonda MBR Explorer es el proyecto de siete años destinado a explorar el cinturón de asteroides. La fecha de lanzamiento se mantiene para el 3 de marzo de 2028. En julio de ese año tiene previsto volar sobre Venus para, ayudada por su gravedad, dirigirse a su destino: el cinturón de asteroides, del que se han seleccionado "siete cuerpos menores". Si todo orbita tal como está planeado finalizará su misión en octubre de 2034, sobrevolando, orbitando y depositando en mayo de 2035 un pequeño rover/aterrizador (no se sabe aún si será la misma sonda la que aterrizará o no) en 269 Justitia, un asteroide que se piensa puede tener un posible origen en el sistema solar exterior.
Rápida conquista
Si Sultán Al Neyadi es uno de los 11 astronautas a bordo de la ISS, junto a Al Qarni y Barnawi, saudíes, ya son tres los árabes en órbita, un record difícil de superar, una hazaña que se suma a la alcanzada por Hazzaa Al Mansoori, el primer astronauta emiratí que realizó una misión científica a la Estación Espacial Internacional (ISS) en 2019 y por Muhammed Faris, cosmonauta sirio que voló a la MIR en 1988.
El rápido avance del programa espacial de Emiratos sorprende a todos, ya ha hecho Historia. Así lo imaginaron sus responsables y así lo construyen los científicos, hombres intrépidos que fraguan el futuro con tesón y paciencia. Omram Sharaf, ingeniero, gerente del proyecto de la primera misión emiratí a Marte y director del departamento de gestión del programa del Centro Espacial Mohamed bin Rashid, aseguró que "EAU quiere enviar un potente mensaje a los jóvenes árabes y recordarles el pasado, en el que éramos conocidos por ser generadores de conocimiento".
Desde que el mundo es mundo el ser humano ha alzado la vista y observado los astros. Contemplándolos se ha hecho preguntas y, dependiendo del momento histórico, ha ideado mitos, leyendas, teorías y hecho ciencia. Las narraciones árabes antiguas como 'Algol, el demonio del Cielo' o 'La Triste Historia de tres hermanos'. La primera trataba de dar contestación a lo que hoy sabemos son estrellas variables cuyo brillo crece y decrece a lo largo del tiempo. Y la segunda a lo que la cosmología clasifica como constelaciones.
También la oscuridad que separa planetas y estrellas ha arrancado historias. Los incas tejieron 'La Leyenda de Yacana' alrededor de "las manchas negras" del cielo, sabiendo hoy que son nubes interestelares de gas y polvo. Desde entonces y hasta las imágenes de hoy del acreditado telescopio James Web hay todo un proceso histórico y científico en el que mentes claras, audaces, visionarias e intrépidas han ido tejiendo, construyendo y legando los cimientos sobre los que aplaudir los logros espaciales de este siglo.
El legado de Al Ándalus
Por ello hay que rescatar del olvido y poner en valor el legado árabe a la ciencia, a la astronomía. Durante los siglos IX al XV en Al Ándalus se cultivó, acrecentó y difundió la ciencia, el arte y la filosofía. Ciudades como Córdoba, Sevilla o Granada albergaron mentes ilustres en medicina, filosofía, astronomía o matemáticas. El saber no tenía fronteras conceptuales, pero tampoco físicas, el contacto entre diferentes pueblos era constante.
La peregrinación a La Meca creció al igual que los emisarios en busca de obras maestras u originales con las que enriquecer las bibliotecas. Las escuelas y las cortes de la época las formaban gentes de diversas razas, nacionalidades y religiones. Muchos sabios eran bilingües y trilingües. El conocimiento contó y fue receptivo a contribuciones de India, China o Bizancio. Bebió principalmente de fuentes griegas pero también de egipcias y babilónicas e incluso se llegó a crear una especie de Ministerio de la Ciencia.
Todo el conocimiento fue traducido al árabe, depositado en manos árabes que lo conservaron, cultivaron y acrecentaron con aportaciones propias para, llegado el momento, devolverlo a Occidente. La Medicina, Astronomía, Matemáticas o Filosofía confluyeron en la mente de sabios que dejaron una visión global del cielo, la Tierra y la vida en su idioma, el árabe, la lengua más concisa y flexible para la ciencia en la época.
Nombres como IbnTufail o los Ibn Baso (padre e hijo), Maslama Al Mayriti, Azarquiel, Sukur, Benalbana el Granati o Benasamh el Muhandis merecen ser reconocidos porque a sus hombros hoy escalan quienes nos contemplan desde otros planetas.