domingo. 28.04.2024

Colombia, el nido de las aves

Cuenta con un total de 1.937 aves, de las cuales 86 no se encuentran en ningún otro lugar del mundo
Tangara Multicolor. (Fuente externa)
Tangara Multicolor. (Fuente externa)

Colombia es la segunda nación con mayor biodiversidad del planeta, siendo el país con más número de especies de aves, un paraíso para quienes tienen como pasión la observación de pájaros. No podemos olvidar que el Cóndor de los Andes, es el ave nacional del país y aparece en nuestro escudo. La biodiversidad colombiana se expresa por la gran variedad de ecosistemas en las seis regiones naturales del país, creando las condiciones ideales para las aves. Bienvenidos a esta columna, que tratará el tema de las aves colombianas, así sea a vuelo de pájaro.

El Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SIBC), ha establecido que Colombia cuenta con un total de 1.937 aves, de las cuales 86 son endémicas (que son propias de sus ecosistemas y no se encuentran en ningún otro lugar del mundo). Resulta muy difícil determinar cuál de las especies nativas colombianas es la más bella, pero en mi caso, dejo como propuesta la Tangara Multicolor (imagen que acompaña esta nota, un precioso arcoíris con alas y pico), pero invito a los lectores que busquen las aves endémicas de Colombia y escojan su preferida.

Incluso en una mega-ciudad como lo es Bogotá, con 10 millones de habitantes y un tráfico vehicular de locos, es posible ver aves, en particular hay un pajarito que es parte del escenario urbano, el popular copetón, llamado así por su penacho, quien ha tenido la capacidad de convivir con los inefables seres humanos. El copetón es similar al gorrión doméstico, pero se diferencia por ese copete rematado con una línea negra, su peinado característico.

En mi infancia, recuerdo que mi madre-abuela Carmen, tenía en casa enjaulados a dos preciosos pájaros, un arrendajo y un turpial. El arrendajo no cantaba, seguramente en protesta por su injusto encierro, su espectáculo era cuando se bañaba, moviendo sin parar sus alas, quizás intentando recrear el vuelo interrumpido. En aquellos tiempos, no éramos conscientes ni de la biodiversidad, ni del cuidado del entorno natural, era lo que nos rodeaba y todo era natural, incluso aquellas prácticas criminales contra el ambiente. Era muy frecuente que en las plazas de mercado, aparte de alimentos, frutas y diversos productos, se encontrarán pájaros para la venta, situación aberrante que espero se haya superado.

En los últimos años se ha popularizado en el mundo, la observación de aves, que resulta muy amplia, porque va desde quienes la aplican como método de estudio científico de la ornitología hasta aquellos que simplemente, sin utilizar equipos sofisticados ni metodologías complejas, se dedican a la contemplación de las aves silvestres. Se han creado eventos o competencias mundiales, como el llamado Big Day, cuando en un territorio determinado durante 24 horas, se debe registrar el mayor número posible de aves. En esa tradición, se ha llegado al Global Big Day, que es una competencia mundial que se celebra el primer sábado de mayo y Colombia ha ocupado en los últimos años el primer lugar, con mayor número de especies durante ese día. 

La observación de aves ha dado pie a muchas actividades, como el turismo ornitológico o la fotografía especializada, que afortunadamente ha venido a ser el mejor sucedáneo de la caza de aves, el placer de captar un ave en libertad, en lugar de matarla. En las redes sociales, que algo bueno tienen, como Twitter o Instagram se han popularizado los fotógrafos especializados en la naturaleza y en particular que plasman a las aves, como Hernán Arias, Diego Emerson Torres o Memo Gómez, para nombrar a tres colombianos destacados, pero hay muchos más (conste que no menciono a mi esposa Patricia Mogollón, quien ha sacado fotos muy bonitas de la naturaleza).

Así que queda la invitación abierta y permanente, para los amantes de las aves como los eruditos Paz Herrera ó Erundino Alonso, quienes son cazadores de concursantes, no de pájaros (protagonistas de un concurso cultural llamado El Cazador), para que cuando lo deseen, puedan visitar el mayor nido de estos preciosos animales en el mundo, un nido llamado Colombia. 

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

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