Hace algunos años, publiqué con la editorial hispano-nicaragüense Libros para Niños un cuento infantil llamado El Niño Radio, que en cierta forma era un nada disimulado homenaje a Gabriel García Márquez, porque su protagonista era un chico llamado Gabito. Lo interesante es que me inspiré en una historia real que escuché precisamente en la radio, en la voz del protagonista de la nota de hoy, el imprescindible Juan Gossaín.
Juan Antonio Gossaín Abdalah, es un Maestro del periodismo colombiano, hijo de un inmigrante libanés, establecido en la costa Caribe de Colombia, nacido en un pueblo, con un bellísimo nombre, San Bernardo del Viento, en el Departamento de Córdoba. Desde allí siendo muy joven, empezó a escribir cartas e incipientes crónicas a El Espectador, el legendario periódico de Bogotá que le terminaría ofreciendo trabajo en la fría capital y luego se consagraría en El Heraldo, diario de Barranquilla. La profesión de Juan Gossaín es la de Contador Público, y aunque pareciera una contradicción, en efecto, ha sido un gran contador público de historias, tanto narradas con su ronca voz, o escritas con su eficaz pluma.
Recuerdo a Gossaín cuando nos embarcó a sus oyentes en La Caracola, una crónica radiofónica que buscaba rescatar al Río Magdalena, para salvarlo de la contaminación, un viaje fascinante en el cual transportó a los radioescuchas desde el nacimiento del río en los andes colombianos, hasta su desembocadura en el Mar Caribe, que realizó en Caracol Radio. El periodista luego pasaría a RCN, cadena de la que se convirtió en emblema, durante los años que fue su director de noticias.
Don Juan Gossaín ha sido ejemplo del periodista imparcial, que busca la verdad por encima de los intereses creados. Uno de los modelos a seguir en el periodismo radial y escrito. Con el Maestro Gossaín tengo dos anécdotas indirectas, pues recuerdo que el único concurso radial que me he ganado en la vida, fue un libro sobre cine que conservo en Bogotá, en uno de esos recreos que Don Juan se inventaba, en el cual se hacía una pregunta y ganaba el radioescucha que llamara a la emisora a dar la respuesta acertada.
El Recreo era mi sección preferida, que siempre iniciaba con una campanilla, aludiendo al descanso en el colegio, se tomaba unos minutos de las noticias serias o trágicas, para hablar de otros temas, culturales o curiosos, como aquel que me motivó a escribir un cuento infantil que finalmente ganó en un concurso literario y fue publicado. Al final, puedo decir que al menos fueron dos los concursos que gané gracias al concurso del Maestro Gossaín, valga la redundancia. Sobre el impacto que me produjo Gossaín como radioescucha, hace veinte años escribí unos divertimentos inéditos disfrazados de poemas, que ahora he publicado en mi blog, para los curiosos:
El segundo encuentro indirecto con Don Juan, fue a raíz de la publicación del libro Diez Poemas Colombianos, obra que fue traducida al idioma árabe, con motivo de la inauguración de la Embajada de Colombia en los Emiratos Árabes Unidos, proceso en el cual tuve participación y que fue elogiado por el Maestro Gossaín en un evento público, lo que le agradecí por correo electrónico y que fue respondido con una bonita nota que cerraba con estas palabras, “lo felicito como árabe y se lo agradezco como colombiano”.
Luego de retirarse del periodismo radial, Juan Gossaín pudo dedicarse de lleno a la literatura, en la que ya había incursionado con éxito con la novela La Mala Hierba en 1981, que fue llevada a la televisión. Posteriormente ha publicado muchos más libros, tanto de ficción, en cuento (Puro Cuento, 2004, Etcétera, 2008), novela (La Balada de María Abdala, 2003, Al final del Sueño, 2006, La Muerte de Bola Triste, 2010), así como de no ficción (La nostalgia del Alcatraz, 1989, Crónica del Día, 2003, La Memoria del Alcatraz, 2015, Las palabras más bellas y otros relatos sobre el lenguaje, 2018, Que les den cárcel por casa. Crónicas de la corrupción en Colombia, 2020). Este año la Academia Colombiana de la Lengua, lo designó como miembro de número. Números y letras, los que conducen los caminos de Gossaín.
Don Juan Gossaín, es ante todo un gran profesor, no sólo un Maestro para los periodistas radiales, cronistas y aspirantes a escritores, sino uno de esos gurús necesarios para la existencia, un educador para la vida. Sus alumnos siempre buscaremos sus lecciones. Querido Maestro Gossaín: lo felicito y le agradezco como colombiano, lector y oyente.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter en horas no laborales aparece como @dixonmedellin