sábado. 27.04.2024

Exfrancotirador estadounidense dice que se ignoraron las advertencias del atacante del aeropuerto de Kabul

El Partido Republicano, que ahora controla la Cámara de Representantes, celebró audiencias y abrió investigaciones sobre las últimas semanas de los 20 años de ocupación estadounidense en Afganistán
Tyler Vargas-Andrews, exsargento de la Infantería de Marina que perdió un brazo y una pierna durante un ataque suicida en el Aeropuerto Internacional de Kabul, llora al relatar el hecho durante una audiencia ante en la Cámara de Representantes de EEUU, el 8 de marzo de 2023. (Twitter)
Tyler Vargas-Andrews, exsargento de la Infantería de Marina que perdió un brazo y una pierna durante un ataque suicida en el Aeropuerto Internacional de Kabul, llora al relatar el hecho durante una audiencia ante en la Cámara de Representantes de EEUU, el 8 de marzo de 2023. (Twitter)

Soldados en activo y retirados testificaron este miércoles sobre la caótica retirada de Estados Unidos de Afganistán, al describir con angustioso detalle la masacre y las muertes que vieron en el lugar, y le rogaron al Congreso ayudar a los aliados que se quedaron en el país.

Un exfrancotirador del Cuerpo de Marines de EEUU que resultó gravemente herido en el ataque suicida en las afueras del aeropuerto de Kabul durante la caótica retirada de Afganistán declaró el miércoles que él y su equipo tuvieron la oportunidad de dispararle al atacante, pero nunca se les dio permiso para hacerlo.

El sargento Tyler Vargas-Andrews, quien perdió una pierna, un brazo y un riñón en el ataque del 26 de agosto de 2021 en la entrada de Abbey Gate al aeropuerto, fue uno de los varios testigos que brindaron detalles desgarradores al Congreso sobre los últimos días de América en su guerra más larga. Describió una ruptura en las líneas de autoridad que lo dejó a él y a su equipo sin saber si podrían eliminar a un presunto terrorista suicida. Asimismo, resaltó que identificó una coincidencia exacta de una advertencia de inteligencia de la descripción de un terrorista suicida, compartió pruebas fotográficas con su comandante de batallón y pidió permiso para dispararle.

“Nuestro comandante de batallón dijo, y cito, 'No sé'”, declaró Vargas-Andrews. “Mi equipo y yo, preguntamos muy duramente, 'Bueno, ¿Quién lo hace? Porque esta es su responsabilidad, señor. Nuevamente respondió que no sabía... No recibimos ninguna actualización y nunca recibimos nuestra respuesta. Eventualmente, el sospechoso desapareció”.

La declaración fue recibido con visible conmoción e ira por varios representantes del Congreso.

Un informe del Pentágono del año pasado concluyó que el ataque “no se podía prevenir”, que se estaban tomando precauciones de seguridad y que la inteligencia sobre amenazas potenciales que circulaban ese día “no era específica”.

El atentado suicida mató al menos a 183 personas: 170 civiles afganos y 13 miembros del ejército estadounidense.

“Simple y llanamente, nos ignoraron. Nuestra experiencia fue ignorada. Nadie rindió cuentas por nuestra seguridad”, dijo el sargento Vargas-Andrews al Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara.

El Partido Republicano, que ahora controla la Cámara de Representantes, está celebrando audiencias y abrió investigaciones sobre las últimas semanas de los 20 años de ocupación estadounidense de Afganistán. El presidente Joe Biden, que supervisó la retirada, se había protegido en gran medida del intenso escrutinio del Congreso mientras los demócratas controlaban la cámara.

El sargento Vargas-Andrews estaba entre las decenas de soldados estadounidenses heridos en el ataque de Abbey Gate. Hizo una pausa de varios minutos para llorar mientras daba su testimonio, a su vez varios miembros del Congreso luchaban por mantener la compostura. “Al instante supe lo que había sucedido. Abrí los ojos a los marines muertos o inconscientes que yacían a mi alrededor, una multitud de cientos desaparecieron inmediatamente frente a mí. Y mi cuerpo resultó catastróficamente herido”, recordó el sargento.

La mayoría de los testigos argumentó ante el Congreso que la caída de Kabul fue un fracaso de Estados Unidos y que la culpa abarca a los gobiernos de todos los presidentes desde George W. Bush hasta Joe Biden. El testimonio no se centró en la decisión del retiro, sino en lo que los testigos dijeron fue un intento desesperado por rescatar a ciudadanos estadounidenses y aliados afganos sin mucha preparación y un apoyo federal inadecuado.

“Estados Unidos se está ganando una desagradable reputación de un abandono sistemático de nuestros aliados a través de varias generaciones, en el que dejamos residuos humanos humeantes desde la gente de las montañas de Vietnam hasta los kurdos en Siria”, dijo el teniente coronel jubilado Scott Mann en su testimonio ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes.

Los líderes del Congreso, los testigos y los asistentes a la audiencia derramaron más lágrimas cuando se tomaron un momento para recordar la difícil situación de las mujeres afganas durante la audiencia, que coincidió con el Día Internacional de la Mujer. La republicana Ann Wagner se quebró cuando le preguntó al testigo Scott Mann sobre el fracaso del Departamento de Estado para evacuar a Hasina Safi, la última ministra de Asuntos de la Mujer de Afganistán y uno de los principales objetivos de los talibanes. Mann fundó Task Force Pineapple, que finalmente ayudó a rescatar a Safi y a su familia a través de un "canal de alcantarillado abierto".

Hasta marzo de 2022, Washington había evacuado solo al 3% de los afganos que habían trabajado para el Gobierno estadounidense y solicitado visas especiales, dejando atrás a unas 78.000 personas, según un informe de la Asociación de Aliados en Tiempo de Guerra, una organización sin fines de lucro.

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