Cientos de personas han salido a las calles en ciudades de todo Irán para protestar por la decisión del gobierno de aumentar los precios de los bienes esenciales, informaron este viernes los medios estatales.
A principios de esta semana, el presidente Ebrahim Raisi anunció una serie de medidas para abordar los problemas económicos del país, incluido el cambio de un sistema de subsidios y el aumento de los precios de varios alimentos básicos, como el aceite de cocina, el pollo y los huevos.
La economía de Irán ha sufrido las estrictas sanciones impuestas nuevamente por Estados Unidos después de que se retirara unilateralmente de un acuerdo con las potencias mundiales sobre el programa nuclear iraní en 2018. Las cifras oficiales sitúan la inflación en alrededor del 40 por ciento.
Los iraníes reaccionaron a la medida, que entró en vigor el viernes, con protestas en varias ciudades durante los últimos dos días, informó la agencia estatal de noticias IRNA.
Más de 20 personas fueron detenidas en las ciudades suroccidentales de Dezful y Yasuj, donde los manifestantes pidieron a las autoridades que revirtieran sus decisiones. En la ciudad sureña de Izeh atacaron tiendas e intentaron incendiar una mezquita, detalló la agencia de noticias.
Las protestas comenzaron poco después del anuncio de Raisi el lunes por la noche de cambios en el sistema de subsidios introducido por su predecesor Hasan Rouhani en 2018, que cubría varios bienes básicos. Pero prometió que los precios del pan, la gasolina y las medicinas se mantendrían sin cambios. Para mitigar el impacto de los aumentos de precios, Raisi dijo que se desembolsarían pagos mensuales de entre diez y 13 dólares para cada miembro de la familia de hogares de bajos ingresos.
Tras el anuncio de Raisi, la gente corrió a los supermercados para abastecerse de productos, se mostraron vídeos compartidos en las redes sociales e imágenes transmitidas por la televisión estatal.
Los problemas económicos de Irán han provocado varias oleadas de protestas en los últimos años, sobre todo en noviembre de 2019 tras un aumento no anunciado de los precios del combustible. Las autoridades iraníes dijeron que 230 personas murieron en la violencia relacionada con las protestas, pero los expertos que trabajan para las Naciones Unidas cifraron el número de fallecidos en 400.
